Vivimos en un mundo masificado. No solo de información, sino también de recursos alimenticios, tanto carnes como pescados. Cuando vamos al supermercado o a una tienda local, siempre encontramos el producto que queremos. Y eso ya nos tiene que dar una pista de lo que está ocurriendo. Concretamente, en el mundo marino, se llama sobrepesca y explotación de los mares y océanos.
Según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), en su informe Planeta Vivo (2018), desde el año 1950 se han extraído de los mares casi 6.000 millones de toneladas de pescado. La industria pesquera se convierte, por tanto, en la principal amenaza para la fauna marina. Y es que son muchas las consecuencias negativas de esta actividad.
Una de las principales se centra en la pérdida de la biodiversidad marina. Con métodos como la pesca de arrastre, por ejemplo, se capturan de forma accidental muchas especies marinas que no se consumen, no son rentables o simplemente mueren. Y los pescadores deciden descartar. La cifra asciende hasta un 42% de los peces que se devuelven al mar muertos, frente al 3% que se da en la pesca artesanal.
Pesca sostenible
Este es solo uno de los datos que reflejan los efectos de la sobrepesca. Por eso, es importante concienciar de que existen otras opciones para esta actividad: la pesca sostenible. Este método es mucho más artesanal, con beneficios económicos, sociales y medioambientales incluidos en el Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura).
Entre los diferentes tipos de pesca sostenible que existen, destacan: Palangre, mide bien la profundidad y el tipo de anzuelo; Nasas y trampas: controlan las medidas para la captura de diferentes especies, como el pulpo; Anzuelo y caña, menos estrés en los peces. Apostando por estos métodos de pesca, aumenta el número de ventajas:
- Protege la fauna marina. La población marina puede reproducirse de forma adecuada y productiva, ya que existen suficientes peces en el mar.
- Utiliza métodos selectivos. Como ya se popularizó en su día, la pesca sostenible dice “pezqueñines no”.
- Evita el despilfarro. Los ejemplares muertos no son devueltos al mar, sino que se aprovechan para elaborar harinas.
- Contribuye a la seguridad alimentaria. La pesca a pequeña escala garantiza que casi la totalidad de la producción esté destinada al consumo humano.
- Crea empleo. El 90% de la industria pesquera global trabaja para la pesca artesanal, dando lugar a pequeñas comunidades de pescadores.
- Reduce la contaminación. Estos métodos sostenibles generan menos residuos y minimizan el consumo de energía.
- Certifica la sostenibilidad de las capturas. Existen sellos internacionales como el Estándar de MSC (Marine Stewardship Council) que garantizan que el pescado proviene de pesca sostenible.
Todos podemos contribuir en la creación de un mundo más sostenible. En lo relativo a la pesca, el consumidor puede fijarse en el origen del alimento o si cuenta con el sello MSC. Si cambiamos de sector, por ejemplo el textil, bastaría con saber de dónde procede la materia prima con la que se elaboran las prendas. Particularmente, en el caso de MyEcoSide, nuestros calcetines estampados están fabricados con algodón orgánico reciclado. Una apuesta más por las alternativas eco.