Casi siempre, para conectar con uno mismo, es necesario desconectar. De la rutina, de nuestros complejos, pero sobre todo, de la tecnología. Aunque parezca una frase hecha, se trata de una gran realidad. Si consiguiésemos desconectar más frecuentemente, todos seríamos mucho más felices. Pero además estaríamos contribuyendo con el medio ambiente. Según la Federación Ambientalista (FAI), las redes producen una contaminación silenciosa. Este mismo organismo, para visibilizar esta realidad, ha declarado el 8 de noviembre como el Día Mundial sin Wi-Fi.
Y para muestra, algunos datos. Alrededor de todo el mundo, existe un total de 280 millones de redes Wi-Fi. Según las conclusiones arrojadas por 139 datos, el geobiólogo Joan Carles López Sancho, director de FAI y experto en descontaminación electromagnética y radiaciones, confirma que esta conexión supone un tóxico ambiental.
“Esta radiación recibida de manera directa y constante en las manos y la cabeza representa un riesgo silencioso que impacta en el sistema nervioso central”, afirma López Sancho. Su postura se centra en la búsqueda de nuevas alternativas menos dañinas. Por eso añade: “No queremos ir a vivir a las cuevas sino ir a opciones inocuas, porque la mayoría desconoce la toxicidad del Wi-Fi y lo perciben como una tecnología más limpia al no tener cables”.
¿Sería posible?
Ahora que conocemos la realidad que esconde el Wi-Fi, tanto para nuestra salud como para el medio ambiente, llega la gran pregunta ‘eco’. ¿Sería posible vivir sin este suministro? ¡En realidad, sería más complicado! Existe la opción de conectarse por cables y por fibra óptica, que son métodos más eficientes en velocidad de navegación y también menos contaminantes.
Por tanto, sí tenemos la oportunidad de invertir en opciones más sostenibles, que contribuyan a nuestro planeta. Porque 8, nuestro ‘lado eco’ podemos demostrarlo en estos pequeños gestos. En un mundo tan globalizado, donde toda la comunicación se hace a través de correo o mensaje de texto, apuesta por los métodos menos dañinos, o sino, intenta reducir y controlar su uso.